Falta mayor educación y crear conciencia entre la
población.
El Alzheimer sigue ganando terreno y sus conquistas son
personas cada vez más jóvenes, alertó la Asociación de
Alzheimer de Puerto Rico. Se estima que en la Isla hay cerca
de 200,000 personas mayores de 65 años que están en peligro
de desarrollar la enfermedad, aunque se han registrado casos
de personas con 40 años y por lo menos uno de una persona
con apenas 25 años, aseguró el director ejecutivo de la
organización Carlos Pérez Vélez. Sin embargo, no hay datos
exactos sobre la prevalencia, ya que a pesar de que una ley
obliga a crear un registro, los trabajos van muy retrasados
y es imposible que para el 2018 se tenga un número confiable
como exige el estatuto.
Pérez Vélez calificó la situación como lamentable porque las
autoridades no pueden establecer prioridades si no saben
cuán grave es el problema. Del mismo modo, imposibilita ir a
buscar fondos federales por falta de datos exactos.
“Así de seria es la cosa. Pero más serio y alarmante es
saber que a pesar de no existir el registro actual, si nos
dejáramos llevar por el censo de 2010, estamos hablando de
una población bien amplia que pudiera tener la enfermedad...
Se calcula que son más de 200,000 los que están en riesgo de
desarrollar este mal”, afirmó.
El Alzheimer es la pérdida irreversible de la memoria. Una
vez diagnosticado, no hay marcha atrás. Aún no se sabe a
ciencia cierta la causa, ya que el porcentaje que la
desarrolla por vía hereditaria es bajo. Hasta la fecha,
tampoco hay una cura.
Pérez Vélez dijo que todavía existe mucho desconocimiento,
mitos y tabúes que evitan que la gente hable del asunto y
haya mayor conciencia. “Estamos viendo que la gente es muy
dada a hablar, aportar y contribuir en otros tipos de
enfermedades como el cáncer, el sida, la diabetes. Pero,
cuando tocamos el tema del Alzheimer las personas están
reacias; hay una apatía seguramente porque hace 30 años
atrás se entendía que la persona se había vuelto loca. Eso
abona a que no se discuta el asunto en los círculos íntimos,
en el trabajo, en las escuelas. Si tienes un familiar
diagnosticado, eso no se menciona. Todavía la gente piensa:
'se volvió loco y no te cases con su familiar porque los
hijos te van a salir locos' y cosas erróneas así por el
estilo”, indicó.
Pérez Vélez dijo que a pesar del desconocimiento es
importante destacar que la primera persona que sabe que hay
algo raro en el cerebro que pudiera ser indicativo de que se
tiene la enfermedad, es uno mismo.
“Te dicen por ejemplo: 'prepara un informe' y es algo que tú
haces todos los días pero te vas en blanco y no entiendes a
qué se refieren. Le pides a un compañero que te ayude,
buscas una excusa, lo achacas al estrés o a cualquier otra
cosa y te engañas de que no hay un problema. Pero, si las
personas entendieran que tan pronto hay algo mal deben ir al
neurólogo, se puede comenzar un tratamiento a tiempo y se va
a tener un mejor calidad de vida y más duradera”, afirmó.
El director de la asociación reconoció que el diagnóstico
llena de terror a muchas personas y por eso considera que la
primera etapa es la mas difícil.
“La persona escucha lo que tiene y no puede hacer
absolutamente nada para darle para atrás. Y comienzan las
preguntas: '¿cuándo me voy a dejar de acordar de mi esposo,
de mis hijos?', comienzan a preguntarse cuándo dejarán de
reconocerse a ellos mismos en el espejo”, dramatizó. Durante
la segunda etapa, las personas con Alzheimer tienden a
ponerse agresivas, los olvidos son más frecuentes, son más
propensos a desparecer y deambular.
Ya en la tercera etapa, la persona está encamada y el
cuidado tiene que ser más intenso para evitar otras
complicaciones desde úlceras, hasta pulmonías, entre muchas
otras que se presentan.
“Desde el inicio es bien importante velar para que no haya
explotación financiera que puede venir de familiares o
cuidadores externos”, advirtió el director de la asociación.
“Una cosa que hemos notado es que nadie se burla de la
diabetes, la distrofia o el cáncer. Pero cuando tú cuentas
que se te olvidó algo a la gente le causa risa. Pero esta
enfermedad no es un chiste. No hay que hacerse el gracioso
diciendo que para salir de situaciones difíciles vas a decir
que tienes Alzheimer, no. Esto es bien serio”, declaró.
La asociación tiene disponibles dos escuelas para cuidadores
formales e informales porque surgen unas situaciones que hay
que estar preparado para enfrentar, en especial si se
considera que una persona puede estar 20 años con el mal, “y
hay que saber cómo enfrentar esa macacoa durante todo ese
tiempo”.